Es un espacio pedadógico pensado como aporte al proceso de enseñanza y aprendizaje de los formadores, y a la formación de los futuros docentes desde el nivel inicial desde las diferentes carreras del Consejo de Formación Docente del Uruguay, en el marco de un proceso de profesionalización; aspirando a contribuir en el aprendizaje reflexivo y creativo.
Se entiende el “aula compartida” como un espacio en sí mismo educativo que no tiene necesariamente arraigo físico, pero constituye un medio diseñado para producir procesos de enseñanza y aprendizaje en forma dinámica y participativa.
Son espacios para vincular teoría y práctica, es decir, instalar una didáctica. Estos nacen de la preocupación por analizar el aprendizaje que se lleva a cabo en el ejercicio de una actividad; allí se aprende hacer, pero también se aprende haciendo, no existiendo una sola manera de entenderla.
El proyecto de trabajo se inicia en el 2020, y apunta a incentivar la capacidad de pensar por sí mismo en articulación con los demás, en situaciones de diálogo; basados en una pedagogía de la pregunta y una cultura dialógica que favorezca un aprender compartido, invitando al estudiante a manifestar su asombro, a buscar y cuestionar conocimientos.
Se trabaja a nivel interdisciplinario en las asignaturas del Núcleo de Formación Profesional Común del Consejo de Formación Docente, desde la idea de intercambio, de interacción entre disciplinas como herramientas para elaborar explicaciones en la complejidad y la multidimensionalidad de la realidad educativa.
El trabajo interdisciplinario es el resultado de la incontrastable indisciplina de los problemas que se presentan en la actualidad y de la dificultad de encasillarlos. Trabajo sostenido por la práctica dialógica continua y sistemática que permite la emergencia de categorizaciones que den sentido a nuestra experiencia en el mundo, dando lugar a la intersección de saberes a partir del reconocimiento de lo diverso.
Se trabaja desde la sociología de la educación, la pedagogía, y la epistemología, con el objetivo de aportar al estudiante de nivel terciario, herramientas que desnaturalicen las prácticas educativas.
A partir del contexto existente en el país, se plantean alternativas pedagógicas, epistemológicas y didácticas; se articulan lineamientos temáticos, teniendo presente los objetivos de cada asignatura.
Desde lo didáctico se coordinan trabajos en base a foros de discusión y tareas, generando un diálogo secuencial con los estudiantes, reflexivo, problematizador y complejo en cada curso.
Esta propuesta de trabajo habilita una línea de investigación - acción en el campo de la didáctica y en lo didáctico de la formación docente.
● Desarrollar el pensamiento creativo, cuidadoso y crítico de los estudiantes en el inicio de la formación profesional docente.
● Generar espacios adecuados para la formación de los docentes como agentes creativos y críticos.
● Trabajar contenidos académicos desde la interdisciplinariedad en forma coordinada a nivel interinstitucional.
● Crear dispositivos de participación e intercambio presenciales y virtuales.
Trabajando desde el aula compartida se generar narraciones multidimensionales, descolonizando el saber.
Este modo de trabajo ofrece la oportunidad de aprender a conocer, de reflexionar sobre sí mismo - pensar en un bucle recursivo -; pero también donde generar la desterritorialización del conocimiento, rompiendo con la propiedad privada de la disciplina, abriendo puertas a otros saberes que permitan construiar una actitud de escucha y de sospecha; escuchar el relato del otro, generando el diálogo - en donde se deben cruzar los relatos-, la participación, el encuentro, no quedando reducido a racionalidades, sino una apertura en el ámbito supra-lógico; ya que la razón, explica, y la inteligencia comprende.
Se entiende por aula un espacio de comunicación e interacción, donde se realizan rituales y modos de acción como una invención histórica, que dió origen a formas institucionalizadas de ese espacio.
Mientras el aula tradicional se refiere a ocuparlo, el aula compartida apunta a habitarlo, es decir, armar ese lugar según gustos, opciones, márgenes de maniobras, considerar alternativas para adoptarlas o rechazarlas.
Esto nos posiciona en un cambio de la concepción de aula, deja de ser una “caverna” para convertirse en un “espacio público”, donde el fin es discutir, dialogar, construir subjetividad, objetivar la propia cultura, revalorizando el conflicto, analizando las relaciones de dominación; visualizando lo propio - discutir, dialogar-; y lo apropiado generar un vínculo con los otros y el conocimiento.
El mundo está sometido a un pensamiento lineal, cuantitativo, y especializada herencia del proyecto moderno. Un pensamiento semejante no percibe más que la causalidad mecánica, en el momento en que todo obedece a la causalidad compleja. De aquí la importancia de pensar en las relaciones rizomáticas a la hora de la intersección de saberes, desde una óptica horizontal.
Bajo este marco es que se plantean estrategias pedagógicas y didácticas que permitan generar espacios interactivos de aprendizaje en pos propiciar líneas de desarrollo en el proceso educativo. Estas líneas apuntan a un desarrollo integral del educando basado en una equidad proactiva.