SANDRA TEJERA y JUAN CARLOS IGLESIAS
(Compiladores)
TOMO 1
Mauricio Langón, exponente del pensamiento crítico uruguayo, referente a la hora de hablar de la necesidad de un compromiso cuando se piensa en “educar en libertad”. Incansable trabajador cuando se habla de generar conciencia del rol social en los docentes, en los jóvenes y de estimular la capacidad de asombro. Afanoso de problematizar los “impactos de la realidad” que nos afecta, comprometido en encontrar alternativas para analizar y enfrentar problemas de cada disciplina. Diligente cuando se desea avanzar en diálogos sin cerrarse en la mera transmisión del conocimiento y destrezas incuestionables.
Para él, la función filosófica es un modo específico de articular y reformular las relaciones entre enseñanza y aprendizaje. Un modo de “filosofizar” la realidad. En esta antología se busca proyectar un “estado vibratorio”, un proceso de conexión dia-logante, que caracteriza el pensamiento langoniano. Una lectura lenta, detenida, incita a pensar en forma permanente, en la construcción de un tejido, de un “entre nosotros” que permite avizorar el compromiso, antes que el conocimiento.
TOMO 2
“Mirar a Langón” en éste segundo tomo lleva al lector a pensar en la acción filosófica, en el trabajo docente, en lo didáctico - que no necesariamente está o debe estar en el aula. Ve la crucial importancia de una educación filosófica, teniendo caracteres de legitimidad en la medida que no se trate de la mera transmisión de saberes adquiridos.
Se presentarán miradas al pensar crítico que aporta como filósofo... como pensador... Un enfoque legitimador del discurso que surge de una construcción del sujeto. Apunta a generar discursos propios, y a la necesidad de diálogo entre los diferentes, pretende producir un aprendizaje cuyo resultado arriesga ser un simulacro. Invita no solo a pensar por si mismo, sino a graduar la creencia, incentiva el pensamiento personal pero, al mismo tiempo, “invita” al diálogo, al encuentro con el otro, a aproximarse a un planteo en común, así como también a la superación de problemas.
Marcado por la visión platónica se plantea como incluir sin dejar de ser excluyente, se pregunta acerca de los límites de la apertura en educación a la hora de pensar en cómo y para quien educamos. Se pregunta por el “adentro”, y por “el afuera”, así como la necesidad de “impactar” y de “poner en movimiento”. Se plantea como un interlocutor de su propia obra... o a través de ella... didactiza... ya que didactizar implica en cierta medida hacer pensar al otro...
Didactizar filosóficamente para Langón es filosofizar... es decir hacer que nuestra educación sea filosófica. La clave está en la búsqueda, en ese filosofizar, y en la potencialidad de “la semilla que el maestro planta” y no en la perpetuación del discurso.
Langón no pretende lectores indóciles... pretende lectores que actúen... que discutan sus ideas... para que a partir de ellas se cree... se piense... se filosofe...
El pensamiento langoniano es como un “pensar líquido” que evita el riesgo a caer en un perfil generador de prótesis. Es un pensar que juega con la pertenencia y el extrañamiento.
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